¿Por que la bicicleta no se olvida?
Específicamente por nada, esencialmente por todo, la bicicleta nos remonta a la mejor época de nuestras vidas, no solo por la capacidad evocatoria que implica el haber aprendido a guardar el equilibrio sobre 2 ruedas, es en el fondo por la cercanía e independencia con que en un niño se llena para siempre cuando se sube a la bicicleta y por arte de magia sigue y lo siguen sus amigos, cuando un niño no deja de andar en bicicleta, cuando monta todo el día sintiendo el viento en la cara en esa aventura en que lo mismo se es marinero o piloto de carreras se logra ser eficaz y felizmente desobediente, cuando se ha pedaleado con todo, sin miedo, con pasión, aventura y total desapego se es feliz para siempre, basta solo con recordar.
Aprender a andar en bicicleta es una acción totalmente irreflexiva, no recordarlo es casi imposible, muchos adultos recuerdan con una sonrisa en el rostro la época en que de niños aprendieron a andar, el padre, el hermano, la madre o el amigo que en un momento estaba atrás empujando y de pronto su voz a lo lejos indicaba que tu eras otro, el que no sabia andar, aquel, hace un segundo se había quedado atrás para siempre, nos habíamos escapado, de ahora en adelante serias solo tu y tu equilibrio.
Tal vez es por esa inmensa sensación de libertad es que nunca se olvida.
Tal vez es por esa inmensa sensación de libertad es que nunca se olvida.
